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¿Qué pasaría si un día todo a tu alrededor desapareciera??

Si pudiéramos condensar los 4,500 millones de años que tiene el planeta tierra, desde su formación hasta la época actual, en 24 horas, nos daríamos cuenta que el hombre surgió poco antes del último minuto, es decir, nuestra existencia es efímera. Somos una mota temporal comparada con la basta historia de nuestro planeta natal. Somos una brizna en contraste con toda la magnificencia terrenal, sin embargo, tenemos el potencial para terminar con lo que tardó millones de años en crecer. Somos las únicas criaturas en tener la capacidad para crear y destruir al mismo tiempo, somos la única criatura en generar basura, ningún otro ser en este planeta se equipara a nosotros. Somos los seres más racionales del sistema, nos encontramos en la cima de la cadena evolutiva. Con todo el potencial que tenemos se pensaría que tenemos una sociedad única e igualitaria. Una sociedad autosustentable en donde se vive en armonía con la naturaleza, ¿será esto una realidad? Te reto a que voltees a tu izquierda, después a tu derecha y me digas que es lo que ves. Tal vez tengas a tu lado a un compañero de clase, un amigo, la persona que te gusta, tu pareja o tal vez te encuentres sólo, empero, pocas veces piensas en todo lo que te rodea, todos los días das por sentado que ahí estarán las personas y cosas que quieres, pero te pregunto, ¿qué pasaría si un día todo a tu alrededor desapareciera? Hagamos el ejercicio una vez más, pero ahora observa tus manos, mira tus pies, ¿qué sentirías si en algún, momento pierdes alguna extremidad? ¿La extrañarías? Por supuesto que sí. Pero al igual que las cosas que te rodean no lo extrañaras hasta que lo pierdas, justo en ese momento te harás mil y un preguntas tratando de descifrar el porqué de tu pérdida, tratarás de dar una explicación racional y al final comprenderás que siempre estuvo en ti la respuesta. En todo momento tuviste la oportunidad de conservar las cosas o de hacer que duraran más tiempo. Sabemos que nada es para siempre (sin meternos en problemas metafísicos), la materia orgánica e inorgánica se consume, es finita, concluye un ciclo. Creemos que la gran contaminación que existe alrededor de nosotros es culpa de alguien más, que son las grandes fábricas con sus chimeneas descomunales, los miles de usuarios de autos con sus grandes exhalaciones de humo, las grandes corporaciones talando los bosques o hasta el usuario del transporte público que lanza su basura por las ventanillas, pero nunca somos nosotros. Pocas veces nos percatamos que la gran mayoría somos cómplices de todos los anteriores. Una de nuestras aspiraciones en la vida es ser exitoso (realmente no sé lo que ello signifique) y tener un auto, desconocemos como destiñen nuestro fabulosos pantalones deslavados de marca, miramos sin decir palabra como avientan la basura a la calle, es decir nos convertimos en testigos mudos, a lo más que llegamos es a realizar una cobarde denuncia en redes sociales y creemos que ya cambiamos al mundo, nos hacemos a la idea que un “like” transformará nuestro entorno. Nos hemos convertido en una sociedad que victimiza, acusa, señala, juzga pero no actúa.La realidad es que no todos somos así, muchos individuos son proactivos y se preocupan por su entorno, separan la basura, investigan la procedencia de los artículos que compran y tratan de promover una cultura ecológica. Pero con lo anterior no basta, necesitamos dejar de ser egoístas por un segundo, pensar no sólo en nosotros y en la autocomplacencia que nos da separar basura, se trata de pensar a futuro, tener en cuenta a las futuras generaciones, reconocer que nuestras acciones tal vez no nos den frutos, pero que le darán un lugar mejor a nuestros descendientes. No se trata de pensar que en el pasado todo fue mejor, que necesitamos regresar a la época de las cavernas para ser felices, se trata de cuestionar nuestra forma de vida, analizar nuestro entorno y reconocer los medios con los que puedo contribuir. No tenemos que caer en esas polémicas absurdas de que si es malo comer carne o no, se trata de respetar y reconocer que no es malo comer carne, es malo la forma en la que llega a tu mesa. No es malo utilizar pantalones deslavados, es malo no conocer que para lograr ese efecto en los mismos se necesitan miles de litro de agua que se contaminará y regresará en ese estado a la naturaleza. Se trata de reconocer la problemática y actuar. Sólo ahí, cuando el aire nos falte y la última gota de agua haya terminado, nos daremos cuenta de qué tan importante era cuidar a la madre naturaleza.“Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.” Martin Luther King

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

By Erandy Zermeño

By Christián Sánchez

ORGANIZACIÓN CONTRA EL CALENTAMIENTO GLOBAL

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Aguascalientes, México

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